Para finalizar, el salmista alaba a Dios por la Buena Nueva de gran gozo que será para todo el pueblo, que hay un Salvador que es Cristo el Señor (v.26). No debemos olvidar que en este Canto el salmista comienza invocando a Dios desde la angustia de su corazón, con el ánimo decaído y una tristeza que le suspende entre el polvo y la gloria para terminar con notables palabras de alabanza y gratitud. Hay días cuando lo menos que queremos hacer es alegrarnos. Nuestro ánimo está decaído, nuestra situación no está al alcance de nuestras manos, la tristeza o culpabilidad es abrumadora, y en dichos momentos lo mejor es refugiarse en Dios que confiar en el hombre. En ese día (“este es el día que hizo Jehová”) es cuando escribe este cántico (v. 24) y se refiere con mucha probabilidad, al día cuando puso en las manos de Dios toda la presión que venía soportando (5-7), cuando venció a todas las fuerzas opositoras encarándolas cuando estaban como abejas enardecidas (10-12) y que luego salió victorioso (13-14 y 17-18), el día cuando el Señor rechazado se convirtió en cabeza del ángulo (22); en ese día se gozaba él y en un sentido mucho más amplio es el día de la resurrección de nuestro Señor es un nuevo día de la propia creación de Dios, porque es el amanecer de una nueva dispensación. V. 25 Como David está intercediendo por el pueblo, hoy nuestro Señor Jesús intercede por la salvación y la prosperidad de sus elegidos, como nuestro intercesor ante el Trono del Padre celestial. V.26 "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!." Este hombre campeón había hecho todo "en el nombre del Señor": en el nombre del Señor había derrotado a todos sus adversarios, y había subido al trono, y en ese nombre había entrado en el templo para pagar sus votos.
Buenos días...
Escrito el 13/07/2021
Pedro Díaz Burgos
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