Creer en Jesucristo como Señor y suficiente Salvador es también dar inicio a un tiempo de sanidad y restauración en nuestra alma. Ser un cristiano no se trata de entrar en una nueva religión o de adoptar una filosofía subjetiva, sino de nacer a una nueva vida y entrar en una nueva etapa. Por lo tanto, cuando venimos a los pies de Jesucristo un milagro comienza a ocurrir. Se trata del milagro de la sanidad interior. Sin embargo, ¿qué quiero decir con sanar interiormente? Este es un concepto que debemos tener en claro. La sanidad interior de Dios para nuestra vida es cuando nuestra alma es restaurada, edificada, fortalecida y levantada por el Señor para vivir una vida victoriosa, triunfante, poderosa y creativa. En otras palabras, es abandonar el estado herido y amargado del alma, mientras somos llevados por Dios a la reconstrucción de nuestras vidas. En palabras sencillas, creer en Jesucristo es comenzar el camino hacia la sanidad interior del alma, para que liberados y restaurados, podamos vivir una vida de éxito que glorifique a Dios. Por lo tanto, la sanidad interior es una experiencia que todo creyente debe tener, tomado de la mano de Dios. Si nuestra alma no es sanada, entonces nuestra experiencia de vida será amarga y agobiante. Aunque el hombre es un ser físico que opera en el plano natural, nunca debemos olvidar que es también un ser espiritual, que posee un alma. Tratar de comprender al hombre solo desde una perspectiva física y natural, sin considerar su ser interior, no solo es un error, sino que tal percepción nos impedirá experimentar la gracia sanadora de Dios
Lunes de Bendiciones
Escrito el 06/09/2021
Pedro Díaz Burgos
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